jueves, 30 de octubre de 2008
Ellos merecen la pena
No es bueno disfrutar de una película que se ve por primera vez conociendo su final. Y peor resulta si este no se sabe de antemano, sino que se intuye a los primeros minutos de empezar la proyección por un suspense endeble que juega con el conflicto de identidades, tema ya más que manoseado por el cine hollywoodiense de los últimos años. Me ocurre esto en Asesinato justo, aunque, a decir verdad, el autor de este blog sólo ha ido a verla por el consabido mano a mano histórico entre Robert de Niro y Al Pacino. Y yo, qué le vamos a hacer, de estos dos me veo todo, absolutamente todo, porque, por muy pésima que sea la película, sólo verles a ellos recrea mi no tampoco muy acuciada mitomanía. Una vez más ambos me han cautivado. No puedo evitar admirar cada tic de estos dos monumentos a la Actuación. Eso sí, me apena que no hagan juntos una gran película. ¡Qué orgiástico sería para mí verles “face to face”, como aquí, pero dirigidos por Martin Scorsese!
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