Sí, ha salido el sol. No sé por cuánto tiempo, pero ahora se recibe con agrado el calor. Hablo del sol madrileño y del reflejo de sus rayos en todo el país, en buena parte del mundo. El Sol. Se venía esperando, desde hacía tiempo, que la sociedad saliera a la calle para proclamar su hastío ante aquellos que nos gobiernan con el poder de la mentira, el engaño, la manipulación. Hoy he estado sintiendo el calor del Sol y me agrada. Me agrada ver cómo la gente discute, con pasión pero sin ira, temas de trascendencia. En plena calle. He visto a muchos jóvenes, pero también a señoras de cierta edad y a ancianos de los de boina y garrota que estampaban sus firmas en apoyo a los "indignados". Porque ellos también están indignados. La Puerta del Sol de Madrid ha pasado una vez más a la historia, no cabe duda, y me alegra que sea por algo tan esencial como el derecho a expresarle a los políticos, de manera pacífica, sosegada, que cambien de una vez el discurso (y el decurso). Me ha emocionado ver esa imagen de la Puerta del Sol, de esa ágora donde gente de toda condición se dedicaban (y se dedicarán aún durante bastantes horas) a intercambiar opiniones, a veces encontradas, propuestas, quejas... Españoles, extranjeros, jóvenes, mayores, hombres, mujeres, padres, madres... El Sol calentando a todos por igual, aunque a algunos les dé miedo quemarse.
Los que discrepan con el arma de la falacia que busquen fantasmas donde no los hay, quítenle al pueblo su derecho a la queja, hagan lo que quieran, pero ya no hay vuelta atrás. Estamos indignados. Yo, al menos, lo estoy de muchas cosas: de que los políticos no prediquen con el ejemplo (piden un respeto y una educación, por ejemplo, que ellos no se demuestran entre sí -el parlamento a veces parece un patio de colegio-), de que no todos seamos iguales (ellos, sin ir más lejos, tienen privilegios), de que no sepan, por muchas vueltas que se den por los barrios pobres, cómo vive de verdad el pobre, el que no llega a fin de mes... ¿Cómo puede alguien gobernar un país si desconoce cómo vive su pueblo? De eso, y de otras muchas cosas, estoy indignado. Por eso me gusta tumbarme a tomar el Sol.
Los que discrepan con el arma de la falacia que busquen fantasmas donde no los hay, quítenle al pueblo su derecho a la queja, hagan lo que quieran, pero ya no hay vuelta atrás. Estamos indignados. Yo, al menos, lo estoy de muchas cosas: de que los políticos no prediquen con el ejemplo (piden un respeto y una educación, por ejemplo, que ellos no se demuestran entre sí -el parlamento a veces parece un patio de colegio-), de que no todos seamos iguales (ellos, sin ir más lejos, tienen privilegios), de que no sepan, por muchas vueltas que se den por los barrios pobres, cómo vive de verdad el pobre, el que no llega a fin de mes... ¿Cómo puede alguien gobernar un país si desconoce cómo vive su pueblo? De eso, y de otras muchas cosas, estoy indignado. Por eso me gusta tumbarme a tomar el Sol.
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