martes, 16 de octubre de 2012

Adiós a Fernando García Rimada, actor y amigo

Ha muerto Fernando García Rimada, un hombre al que quise y admiré. Su vida fue una vida de película, mucho más interesante de lo que se muestra en mi largo documental Contra el tiempo (2012), que supone su testamento fílmico. Fernando, que era muy listo y para nada pretencioso, sabía que él estaba en Contra el tiempo porque yo me había empeñado. En esta película solo se ve un retazo de lo que Fernando fue, ya que él se guardaba de contar ciertos pasajes vitales ante la cámara, verbigracia su etapa como cura. He escrito en muchas ocasiones sobre Fernando y me reitero en que si hubiera tenido la oportunidad de pisar más tablas, más platós y de recibir más entrenamiento actoral, se podía haber convertido en un actor aún más excepcional (talento tenía, ganas también pese a que en un momento dado no quiso dejar su verdadera profesión de fisioterapeuta). Tenía una mirada especial, distinción y cierto aire "british", pero no era un estirado, para nada, porque era capaz de ser un loco cuando lo quería.

Fernando García Rimada era un hombre excepcional, buen conversador, persona con fondo, agradable en el trato pese a que, de vez en cuando, pocas, sacara su carácter fuerte, que también lo tenía ("si no, estamos perdidos", dice en Contra el tiempo). Supe de su existencia cuando la revista Fotogramas le dedicó en 1992 su columna "El rostro del mes", ya que Fernando García Rimada, un tipo cuarentón, estudiante de Interpretación en la Escuela de Arte Dramático de Málaga, había conseguido convertirse en Fernando el Católico, partenaire de Sigourney Weaver en 1492, la conquista del paraíso (Ridley Scott, 1992). Su personaje, desconcertantemente fugaz, le valió sin embargo cierta repercusión mediática, especialmente en Andalucía, tierra que lo adoptó (él era un madrileño del 44) hacía años. A mí su rostro me fascinó ya en esos primeros contactos espectador-actor y luego lo vi en Airbag, con su barba blanca, y me gustó mucho que aquel hombre de 1492 continuase haciendo películas. Algún tiempo después lo vi personalmente, en uno de los primeros festivales de Málaga, y pude conocerlo. A él le gustaba recordar cómo yo, un jovencito, me acerqué a él con una revista, Unicornio, que yo entonces dirigía, para proponerle una entrevista. No solo fue siempre amable conmigo, sino mucho más: Fernando decía que él era algo así como mi tío. Después de aquella entrevista para Unicornio, y ante el gran montaje final de mi carrera de Dirección de Escena al que me iba a enfrentar de motu propio, La mordaza, de Alfonso Sastre, le llamé en verano, antes del curso, a fin de que él, que estaba muy solicitado entonces tanto en el teatro malagueño como en el mundo del cortometraje, aceptara protagonizarlo. Fue Isaías Krappo. Lo hizo suyo. Tuve la enorme suerte de asistir a la transformación de un hombre afable, como era Fernando, en un monstruo como Krappo, el tirano de una familia atemorizada. Y entonces, en esos meses, se forjó nuestra amistad, que durará siempre... Hicimos entonces La mordaza y Un viento de pena, de otro amigo fallecido, Gabriel Baldrich, autor melillense afincado en La Línea de la Concepción. Y pasamos horas, días, semanas, meses de charla, de complicidad, de camaradería... El 7 de abril del 2000 se estrenó La mordaza en Málaga, una fecha que Fernando siempre tuvo en el recuerdo (me llamaba de hecho cada año para rememorarla).

El pasado día 14 falleció Fernando García Rimada, el actor, el fisioterapeuta, mi amigo. Hace unas dos semanas hablé con él y quitó  importancia a su estado (y yo le notaba por teléfono no muy bien). Se ha ido igual, sin aspavientos, discreto como era, elegante. Quería reencontrarme con él en noviembre, en el estreno en el malagueño cine Albéniz de Contra el tiempo, donde iba a ver por primera vez el documental. No podrá ser.

Fernando decía que había sido tardío para todo, pero sin embargo la muerte, con el maldito cáncer de por medio, se lo ha llevado demasiado pronto. Descanse en paz y reciban mi pésame sus hijos.

Texto y foto arriba derecha y abajo derecha: José Manuel Serrano Cueto.


3 comentarios:

Mabel dijo...

En su vertiente sanitaria era un magnífico y profesional y excepcional compañero. Siempre estará en nuestra memoria.
Descanse en paz.

Mabel dijo...

En su vertiente de profesional de la salud era un magnífico fisio y un excepcional compañero.
Siempre estará en mi memoria.
Descanse en paz.




























Mabel dijo...

En su vertiente sanitaria era un magnífico y profesional y excepcional compañero. Siempre estará en nuestra memoria.
Descanse en paz.

José Manuel Serrano Cueto

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